En cuanto a la atención selectiva, el conductor está muy preocupado por sus asuntos personales:
Sólo suponen un problema en condiciones especialmente desfavorables, como al conducir de noche o con niebla.
No suele representar ningún riesgo para la seguridad vial, ya que la atención es un mecanismo que no se ve afectado por los problemas internos del conductor.
Puede centrar toda su atención en sus pensamientos y no prestar atención a los acontecimientos del tráfico.